jueves, 26 de junio de 2014

Dímelo

Y eras tú. Vacía. Con las ganas rotas y el alma descosida. Sin saber que era el aire. Sin sed ni aliento. Intangible, como un viernes sin risas; como un beso sin humedad. Dime. Dímelo. Dime cuántas veces te he pedido que juegues conmigo. Cuántas veces. Cuántas veces dejamos todo al azar. Sin respirar. Sin ahogarnos. Sin saber qué era una escalera real. Sin saber que uno más uno nunca sumaban dos. Dime cuántas veces soñaste con el triple imposible. Cuéntame cuántas veces te comiste una y te constaste trece. Dime cuántos saltos pegaste sin tropezar, sin dejar de ser una con la cuerda. Cuéntame cuántas veces me miraste seria mientras perdías millones de sonrisas en viejas estaciones, en andenes demolidos, en vagones destartalados. Cuéntame cuántas veces chutaste bajo la lluvia sin saber que nadie estaba dispuesto a tirar el paraguas y mojarse bajo tus lunares. Dime en cuántos remolinos naufragaste por intentar quedarte con el pez gordo, aquel que se disfrazaba de camorrista mientras fumaba un Habano y acariciaba un gato persa. Cuéntame cuántas veces hiciste all in en el juego del corazón, para decirte cuántas veces hiciste trampas por guardarte un as bajo la falda. Dímelo. Dime cuándo llenaste el vaso. Dime cuándo dejaste de ser medio vacía para pasar a ser completamente llena. Dime cuándo. Cuándo escalaste el terraplén para caer entre sus acantilados. Cuéntame cuántas veces perdiste para ganar. Dime cuántos ojos has consumido. Cuántas veces te acostaste entre las páginas de otros plumillas. Cuéntame. Cuántas veces surcaste agujeros negros con la esperanza de que alguien quisiese perder(te).
Dime, ¿volverás a jugar conmigo?